Tiene este batallón escrito en su cuaderno de campaña suficientes ejemplos de nacionalismo desbocado y cimarrón, de esos en los que una ideología pasa a convertirse casi en una patología social y política que, en casos extremos, termina siempre por apiolar la libertad por las buenas o por las malas. Hay que ser, por bemoles, como quiere que se sea el que manda en el invento. Y es tan cerril el movimiento que llega a perder la vergüenza incluso cuando todo el mundo observa que se está tirando en …